Para certificar como PMP es necesario conocer todos los procesos de la Guía PMBOK, incluyendo entradas, herramientas y salidas. En la sexta edición de la Guía PMBOK existen 49 procesos, los cuales debemos conocer como la palma de la mano. Cuanto mas te involucras, es fácil darte cuenta que es demasiada la información que se debe asimilar.

 

Siempre he criticado memorizar como herramienta de estudio, porque el conocimiento es tan amplio que memorizar limita nuestra capacidad de ver mas allá. Sin embargo, a pesar que la mayoría de los textos de preparación para afrontar el examen de certificación PMP proponen, que mas que memoria se requiere sentido común, lo cierto es que en el mundo real no todos los que enfrentarán el examen de certificación han empleado todas las herramientas que propone la guía PMBOK, esto genera los llamados vacíos de conocimiento que deben eliminarse si se desea completar con éxito el examen de certificación. En resumidas cuentas, será necesario memorizar aquellas herramientas o conceptos que se desconocen o que no han sido de uso común en los proyectos. Es mas, para aquellos que si tienen amplia experiencia en proyectos y desean certificarse, podría resultar una mayor frustración el ordenar su experiencia real en proyectos a los conceptos propuestos en la Guía PMBOK. Resultará necesario para ellos eliminar sus vacíos de conocimiento, re-ordenando su experiencia en el mundo real y memorizar aquello que no lo tenían en su radar.

 

Resultó que hoy, tratando de escapar de la sombra del memorismo, busqué diferentes enfoques de uno de los procesos que trato de comprender. Noté, como algunos autores emplean diagramas de flujo sobre la base del PDCA (Plan - Do - Control - Act) para proponer de entrada, una forma lógica para afrontar un área de conocimiento en particular. Decidí entonces, memorizar de una manera divertida los 49 procesos incluidos en la sexta edición de la Guía PMBOK y enmarcarlos en su respectivo grupo de procesos. Por cierto, existen aplicaciones que proponen algo similar, sin embargo, intentando también escapar del yugo del móvil y la atracción casi inevitable de quedar enganchado en el email o en mensajes de texto consumidores de tiempo, clasifiqué dichos procesos y los convertí en tarjetas de bolsillo que las puedo desplegar durante alguna pausa activa sobre una mesa y mantener vigente el nombre del proceso, el área de conocimiento al que pertenece y al grupo de procesos en el que está incluido.

 

Es así, como me queda ahora grabado en la memoria, que la Gestión de la Integración tiene siete procesos y, basta con dar vuelta a la tarjeta para conocer cual es el nombre del proceso y a que grupo de procesos pertenece.